sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 8º

     Entró en la habitación que había pertenecido a Coco y lo observó todo con otros ojos. Eran dos personalidades totalmente opuestas. Una más sencilla y la otra más compleja. Todo eso al fin y al cabo no importaba, habían sido buenas amigas. Se acercó a su armario y lo abrió, pasando la mano por todas las prendas que colgaban de sus respectivas perchas. En la parte de abajo estaban sus zapatos y botas. Se agachó y un cogió un par. Eran unos botines de piel marrones, con una suela bastante ancha y un tacón de unos diez centímetros.

-¿Que haces?- oyó preguntar a Margaret, mientras entraba en el cuarto y se situaba a su lado.
-Le encantaban estos botines. Y a mi también.- contestó Anette, mientras los sostenía en sus manos con los ojos encharcados. - Recuerdo que se los pedí prestados varias veces y siempre me decía que no.- Sonrió con nostalgia.- Decía que lo mio eran las patadas y se los pondría perdidos de sangre de vampiro.- Margaret no dijo nada, simplemente sonrió y la abrazó por los hombros. Nunca sabía que decir en momentos como aquel. - No puedo creerme que ya no esté aquí. Después de tantos años, me había creído realmente que tanto Christopher, como Coco, como yo... éramos sencillamente invencibles.

      Se aferró la botas al pecho y una lágrima brotó de sus ojos, resbalando por sus mejillas para acabar en su pantalón. Ahora eran dos muertes las que debía vengar.
    Se cambió de ropa y salió de casa para ir a trabajar al pub nocturno, situado a unas manzanas de su barrio. Lo mejor era mantenerse ocupada y encontrar a los malnacidos que le habían echo eso, no podía quedarse en casa lamentando lo que había pasado. La noche transcurrió tranquila, entrando los clientes habituales. Humanos.
     Cuando el cubo del vidrio estuvo lleno de botellas de cerveza y refrescos, lo cogió por las asas sin el mínimo esfuerzo y lo sacó al callejón trasero, donde se encontraban todos los contenedores. Abrió la tapa de uno de ellos y vació el contenido del cubo en su interior. La botellas rompieron en mil pedazos al chocar con las que ya había dentro. Fué en ese momento cuando notó una presencia a sus espaldas. Sabía lo que era, más bien sabía quien era. Se giró rápido y le propinó una patada en el pecho que lo lanzó contra el muro que tenía detrás. Se acercó a él, quien ni corto ni perezoso le devolvió el golpe, tirándola al suelo con violencia.

-¿Porque cojones me pegas?- preguntó Edgar sin moverse de su sitio. - No te he hecho nada.
-Aún.- contestó Anette, levantándose con rapidez. - No me puedo creer la poca vergüenza que tienes al venir aquí después de lo que habéis hecho.
-Yo no tuve nada que ver.
-Uno de los tuyos lo hizo y pagareis todos por ello. - Iba a asestarle un puñetazo, pero la paró en seco sosteniéndole la mano con firmeza.
-¿Podemos hablar?
-¿Hablar?- contestó frunciendo el ceño. - ¿Somos enemigos declarados y tu quieres hablar?
-Para mi no lo eres.

    En ese momento se apiado de él. Jamás lo había hecho con ninguno, aunque tampoco nunca le habían propuesto hablar. Pero era Edgar, aquel muchacho risueño, su única conexión con su pasado. Tenía curiosidad por saber muchas cosas que él podría contarle. Aceptó.

-Cuando pasó lo de tu amiga yo estaba contigo. No tuve nada que ver. - dijo el vampiro. - Fué cosa de Charlotte.
-¿Quien es Charlotte?
-Es quien controla los movimientos de todos los que estamos en el condado. Ella manda y hace lo que quiere.
-¿Y tú? ¿Haces lo que quieres?
-Anette yo... no soy como los demás. A mi no me gusta esto. No me apasiona ser vampiro, simplemente.... existo con ello. He matado gente, sí, pero ¿Quien va a echar de menos a un violador, a un asesino, a un maltratador? Nunca me he alimentado de gente inocente.
-¿Por que he de creerte?
-Por que soy lo único que te recuerda a lo que un día fuiste.

    En ese momento un escalofrío la recorrió entera. Tenía razón. Lo miró a los ojos y reconoció la calidez en ellos de aquel muchacho del que se había enamorado perdidamente siendo una adolescente. A aquel muchacho que un día prometió que se casaría con ella, aunque sus familias no estuvieran de acuerdo.

-¿Como llegaste a este punto, Edgar?
Agachó la mirada y después de unos segundos contestó: - Cuando desapareciste todos estábamos consternados. No habías dejado ningún rastro. Nada. Simplemente parecía que la tierra te había tragado. Sentí que... me faltaba algo, lo más importante de mi vida. - Entonces levantó la cabeza y la miró.- Empecé a deambular por lugares que no me convenían. Una noche, me detuve delante de un lupanar y entré. Allí conocí a una mujer. El resto de lo que pasó está borroso en mi cabeza. Cuando me dí cuenta de lo que era, de en lo que esa zorra me había convertido quise suicidarme, pero ya estaba muerto. No podía hacer nada, así que me fuí del pueblo. Intenté reprimir mi sed de sangre, pero es imposible. Es mi naturaleza, Anette.
-Y la mía es acabar con vosotros.
-Estamos hechos para matarnos. Jamás nos perdonarían tener compasión el uno con el otro.
-¿Quien habló de compasión?- contestó ella con frialdad. Edgar la miró incrédulo, después de todo lo que le había contado no esperaba encontrarla tan fría y distante. -¿Que fué de mi familia?
-Estaban desolados. Tu padre te buscó día y noche, pero al final desistieron. El cansancio y la tristeza pudo con ellos. - Un nudo se formó en el estómago de Anette al oír esas palabras, suponía que su familia lo tenía que haber pasado mal tras su desaparición, pero saberlo de primera mano era devastador. Siempre había sido el ojito derecho de su padre, su preferida. Por estar enferma o por ser la mayor, daba igual la razón que fuera. Él la adoraba. Y ella a él.
-¡Anette! ¡Anette!- Oyeron como su jefe, Stanson, la llamaba a voces. Cuando éste abrió la puerta que daba al callejón, Edgar desapareció y se la encontró sola. - ¿Que haces aquí? El bar está lleno.
-Ya voy, solo estaba tomando un poco el aire, joder. - contestó, mientras pasaba delante de él y volvía a introducirse en aquel tugurio.


    Le habían quedado tantas preguntas en el tintero. Quería saber más, sobretodo sobre esa tal Charlotte. De vuelta a casa pensaba que tal vez Edgar no fuera tan peligroso como sus congéneres. Quizás decía la verdad y simplemente vivía con lo que le había tocado, o también era probable que todo fuera una trampa. Fuera como fuese sabía que debía tener cuidado con él e ir con sigilo. Cuando llegó nadie más había en casa, así que subió a su cuarto y se tumbó en la cama boca arriba. No podía dejar de pensar en él. Sentimientos contradictorios la embargaron. Había hecho una promesa: matar a todos los vampiros, y Edgar era uno de ellos.


CONTINUARÁ.....

domingo, 14 de abril de 2013

Poco tiempo libre....

¡Hola!

Quería haber subido capítulo hoy, pero he empezado con las prácticas la semana pasada de 10 a 7, a veces una hora más, así que no tengo mucho tiempo de escribir, pero lo continuaré cuando saque un poco de tiempo.

María

martes, 2 de abril de 2013

Capítulo 7º

     En cuanto despareció ante los ojos de su vieja amiga, Edgar se reunió con su grupo en la pequeña casa que habitaban a las afueras de Ewell. Se habían instalado allí hacía un par de semanas de forma ilegal, por lo que procuraban pasar desapercibidos. Una vez en la sala de estar se encontró de bruces con Charlotte, la jefa del clan. Una atractiva morena de ojos azules con muy mala leche, la cual los había obligado a trasladarse desde Blackpool. Detrás de ésta vio a Eric, tendido en el sofá con un profundo corte en el cuello. Era lo más parecido que tenía a un amigo y en ese momento sintió una profunda rabia en su interior. Quien quiera que hiciera eso había estado a punto de convertirlo en un montón de polvo.


-¿Donde coño estabas, Edgar?- preguntó de manera cortante.
-Y a ti que te importa. - dijo, tensando la mandíbula, mientras se acercaba a su amigo y se colocaba de pie a su lado. -¿Que ha pasado?
-Bueno, mientras tú estabas por ahí tirándote a alguna de esas estúpidas humanas, Eric y yo seguíamos a la caza de esos malditos Bellums. Una de ellos ha intentado cortarle el cuello. La zorra sabía lo que hacía.
-¿Donde está? ¿Que ha sido de ella?
-Está abajo, en el sótano. Yo misma la he atado con las cadenas. Alguien de su calaña se merece otro tipo de trato.- contestó, con una sonrisa maligna y desdeñosa. Edgar miró con cierta preocupación a Eric.- No te preocupes por él, se recuperará. En unos minutos ese corte habrá desaparecido. Ahora, acompáñame.



     Odiaba a Charlotte con todas sus fuerzas, pero había alcanzado con creces el "título" de jefa, por lo que debía guardarle respeto. Era fría, despiadada y calculadora, cualquier cosa que se interpusiera en su camino debía ser destruida.
      En la comunidad de los vampiros, gran parte de las relaciones entre ellos se basaban en tres pilares fundamentales: unión, respeto y obediencia.
     Hacía muchos años que había mantenido algo lo más parecido a una relación amorosa con ella, sin embargo ahora las cosas estaban más bien distantes. No estaban de acuerdo en algunos aspectos importantes, lo que creaba algunas tiranteces. En ese caso, Eric actuaba como intermediario entre ellos. Era el hilo fundamental que los mantenía unidos.
    Bajaron las destartaladas escaleras de madera que conducían al sótano, allí, encadenada a la pared de piedra, se encontró con la Bellum. Intentando zafarse por todos los medios de las cadenas que la tenían presa, sin éxito alguno. Se quedó estático ante ella, pero solo podía pensar en Anette. Que se hubiera encontrado con él y no con Eric y Charlotte lo aliviaba en cierta manera.

-¿Que pasa, cielo?- preguntó ella, apoyándose en sus hombros. -¿Te la tirarías?- La joven era esbelta, de melena lacia y oscura, echaba chispas por lo ojos. Aunque lo único que salió de ella fue un escupitajo, que fué a parar a la camisa de Edgar.
-Mis amigos os encontraran y os matarán a todos. Pagareis por esto.- añadió la Bellum.
-¿Pagar? Realmente no entiendo esa inquina que los Bellums tenéis contra nosotros. - dijo Charlotte, acercándose más a su prisionera de manera amenazadora.- ¿A caso os hemos hecho algo?
-¡Matáis a los humanos para beberos su sangre! Son víctimas. Nuestro trabajo es protegerlas de vosotros.
-También los humanos matan a todo tipo de animales para comérselos. Es...la escala evolutiva. Nosotros estamos por encima de ellos, al igual que ellos están por encima de los animales. Eso es algo que nunca entenderéis los Bellums, ya que la creadora de vuestro convertidor le dio el privilegio de sobrevivir - dijo, haciendo un gesto de comillas con los dedos - sin ningún sustento. En nuestro caso eso no pasa, debemos alimentarnos y eso es así. Recuerda esto: el ser humano es el único animal que mata por diversión.
-Pagareis por esto.- volvió a repetir, haciendo caso omiso a lo que la mujer vampiro había dicho.
-Hablando de deudas....- Contestó Charlotte.- Primero tienes que pagar tú por lo que le has hecho a nuestro amigo. ¿Edgar? Haz lo honores.
-Paso.- contestó, mientras daba media vuelta para irse.
-¿Donde te crees que vas, idiota?- preguntó enfurecida.
-Hazlo tú misma, Charlie. La venganza es cosa tuya. Sé que disfrutarás con ello más que yo. - Abandonó el sótano, tras un ahogado grito de dolor de la joven prisionera, la cual solo dejaría la casa convertida en cenizas.


     Apuraba el último trago de Whisky, cuando Margaret apareció a su lado. - Sí lo que quieres es emborracharte, creo que tendrías que volver a nacer.... y ser humana.
-No estaba buscando eso. - contestó sin levantar la mirada del vaso vacío. Haber visto a Edgar de nuevo convertido en vampiro, ponía su mundo patas arriba. No sabía que sentir, ni que pensar, lo único que tenía claro es que nadie podía saberlo. - ¿Todo bien?
-¡Claro! - exclamó, mientras hacía un gesto con la mano, que le indicaba al camarero que pusiera otra ronda de lo mismo.- Por lo que a mi respecta hay un chupasangre menos en la ciudad.
-¿Y Coco?
-No tengo ni idea.- contestó, mirando a su alrededor.- No la he visto desde que llegamos aquí.

    En ese momento, Marc apareció a su lado. Su semblante siempre era bastante serio, pero en aquella ocasión parecía preocupado y taciturno.

-Tenemos que irnos de aquí. He de hablar con vosotras.
-¿Ahora? Acabo de pedir una....- Dijo Margaret.
-Vayámonos.- la cortó, mientras la sostenía por el brazo y la mirada directamente a los ojos.

     Desaparecieron allí mismo. Entre la oscuridad del local y la muchedumbre que los rodeaba nadie se habría dado cuenta de su repentina ausencia, y se materializaron en la sala de estar de la casa de las chicas.

-¿Que narices es eso que tan importante?- preguntó Anette.
Marc bajó la mirada al suelo y respiró hondo antes de hablar.- Un clan de vampiros han apresado a Coco.
-¡¿Que!?- exclamaron Maggie y Anette al unisono.
- Tenemos que ir a buscarla.- Añadió la última.
-Eso no será necesario.- dijo, sin mirarlas aún.- Ya no está. Han acabado con ella....

     Entonces la miró a los ojos y observó como algo en el interior de Anette se derrumbaba  Margatet estaba a su lado, mirándola con tristeza. Quería abrazarla y reconfortarla de alguna manera, pero sabía que Anette jamás lo aceptaría. En situaciones así el odio la consumía de tal manera que no quería que nadie la tocase.

-¡Como lo sabes!- gritó, mientras cogía a Marc por el cuello de su camisa y lo acorralaba contra la pared.- Estoy harta, Marc. ¿Como consigues toda esa información. ¡Dímelo!


CONTINUARÁ.....



lunes, 1 de abril de 2013

Personajes

¡Hola a tod@s!!!

Aún estoy escribiendo el próximo capítulo, pero alguien me dió la genial idea de hacer una entrada exclusiva donde os presente a todos los personajes que salen en la historia.
 Es probable que os liéis un poco con los nombres y demás, así que aquí os los dejo. Estos son los que aparecen actualmente y los que saldrán en futuros capítulos ;) Espero que os quede más o menos claro.




 Bellums


Anette


     Es una de las Bellums más antigua sobre la faz de la Tierra. Cuando era humana vivía en un pueblo de Inglaterra con sus padres y sus dos hermanos pequeños. Tenía graves problemas respiratorios, por lo que la transformación le proporcionó una longeva vida, que de otra manera no tendría.
    Trabaja como camarera en un pub nocturno de Ewell y comparte una casa con sus dos amigas, Coco y Margaret.









Coco

    De origen francés, conoce a Anette desde sus inicios como Bellum. Es la que más pasa desapercibida entre los humanos. No trabaja.
    Tiene mala relación con Margaret, por haberle robado a un hombre años atrás.
     En apariencia física tiene la misma que Anette, ya que éstos solo maduran físicamente hasta alcanzar la edad de 27 años.






Marc

     Aunque le gusta hacer las cosas por libre y estar solo, no duda en echarles una manos a las chicas cuando salen en busca de vampiros.
     Es el que menos tiempo lleva como Bellum, pero sabe arreglárselas bastante bien. Siempre dispone de información privilegiada que les permite, en algunas ocasiones, ir un paso por delante de sus enemigos.










Margaret (Maggie)

      Es la más antigua amiga de Anette. Se conocieron justo tras su transformación y fué un gran apoyo para ella. Se mudó durante unos años a Nueva Orleans, pero tras la muerte de Christopher se instaló en Ewell con Anette y Coco. 
     En apariencia, y también en años, es la más mayor de todos. Su transformación se produjo cuando tenía 29 años, por lo que su aspecto físico no ha variado.











Vampiros


Edgar

     Amor de la adolescencia de Anette. Cuando eran humanos vivían en el mismo pueblo y compartieron una bonita historia de amor, que estaba destinada al fracaso, ya que el padre de ella jamás la permitiría casarse con él, por problemas entre ambas familias. 
     Se mudó hace poco tiempo a Ewell con el resto de su clan y habitan una casa abandonada a las afueras. 
     En apariencia aún es un muchacho, ya que al contrario que sus enemigos, los vampiros no maduran físicamente tras su transformación.










Charlotte

      Jefa del clan de vampiros trasladados desde Blackpool.
Adora su condición de vampiro. Es fría y calculadora.
     Su transformación se produjo cuando tenía al rededor de 24 años, así que su apariencia es de una chica de dicha edad.
      Conoce a Edgar desde hace varios años y mantuvo relaciones con él, pero ahora su relación están bastante distante. Habita una casa con Edgar y Eric.




Eric

     Es el único amigo que Edgar tuvo y tendrá. Se conocen desde sus primeros meses como vampiro y es él quien le ha enseñado todo lo que sabe. De los tres es el mayor y quien maneja las decisiones de Charlotte en la sombra. 
    Es muy impredecible, nunca se sabe que es lo que piensa ni lo que hará. En apariencia es el mayor de todos, fingiendo tener unos 30 años. 














Humanos




Lola

 
     De este personaje aún no puedo revelar nada, pero tendrá gran importancia.